Hoy
tenemos un conocimiento mayor de las lesiones que ofrecen mejores perspectivas
mientras más temprano se detecten. De ahí que se hayan incorporado a los
controles de desarrollo de los niños las evaluaciones oftalmológicas en
momentos claves de su crecimiento, con mayor razón si se trata de un bebé
prematuro, si estuvo en incubadora y si recibió oxígeno. Las evaluaciones de la
visión se les realizan a los niños entre el nacimiento y los seis meses la
primera; a los tres años la segunda; a los cinco la tercera y la cuarta
evaluación a los ocho años.
Para la oftalmóloga Margot Cristina Ortiz, “ojo perezoso u ojo vago” es un término popular que se usa para denominar la ambliopía y no es del todo correcta porque no se trata de una lesión orgánica, sino de una disminución de la agudeza visual que afecta a los mecanismos neuronales encargados de la visión.
Generalmente la ambliopía afecta a un solo ojo y se produce como consecuencia de la falta de estimulación visual adecuada durante el período de desarrollo: el cerebro no es capaz de procesar los estímulos visuales. Cuando la diferencia de capacidad visual entre ambos ojos es importante, el niño utiliza únicamente el ojo de mayor capacidad, mientras que el contrario acaba por quedar anulado funcionalmente, aunque su estructura física permanezca intacta.
En la mayoría de los casos de ambliopía existe un defecto de refracción (miopía, astigmatismo o hipermetropía); el estrabismo (ojo bizco), por su parte, es la causa más alta de ambliopía y por ser más evidente y visible, es la razón que más anima a los padres a averiguar por la salud visual de sus hijos. El tratamiento más común consiste en poner un parche en el ojo que tiene buena visión, para estimular las vías neuronales del ojo afectado. Este tratamiento puede durar años, con tres o cuatro horas diarias de oclusión del ojo bueno; el tiempo lo define el oftalmólogo y no es igual en todos los pacientes, depende de la severidad de la ambliopía y de la edad del niño.
Si bien a cualquier edad se pueden corregir con cirugía el estrabismo y los defectos de refracción, la ambliopía sólo se puede tratar en la infancia. Antes de los seis, puede ser tratada con éxito. A los ocho años, sólo 20% de los casos alcanzan un resultado satisfactorio. A partir de esta edad, la respuesta al tratamiento resulta casi nula. Si la ambliopía llega a una fase crítica (los diez años), la recuperación del paciente es casi imposible.
Para la oftalmóloga Margot Cristina Ortiz, “ojo perezoso u ojo vago” es un término popular que se usa para denominar la ambliopía y no es del todo correcta porque no se trata de una lesión orgánica, sino de una disminución de la agudeza visual que afecta a los mecanismos neuronales encargados de la visión.
Generalmente la ambliopía afecta a un solo ojo y se produce como consecuencia de la falta de estimulación visual adecuada durante el período de desarrollo: el cerebro no es capaz de procesar los estímulos visuales. Cuando la diferencia de capacidad visual entre ambos ojos es importante, el niño utiliza únicamente el ojo de mayor capacidad, mientras que el contrario acaba por quedar anulado funcionalmente, aunque su estructura física permanezca intacta.
En la mayoría de los casos de ambliopía existe un defecto de refracción (miopía, astigmatismo o hipermetropía); el estrabismo (ojo bizco), por su parte, es la causa más alta de ambliopía y por ser más evidente y visible, es la razón que más anima a los padres a averiguar por la salud visual de sus hijos. El tratamiento más común consiste en poner un parche en el ojo que tiene buena visión, para estimular las vías neuronales del ojo afectado. Este tratamiento puede durar años, con tres o cuatro horas diarias de oclusión del ojo bueno; el tiempo lo define el oftalmólogo y no es igual en todos los pacientes, depende de la severidad de la ambliopía y de la edad del niño.
Si bien a cualquier edad se pueden corregir con cirugía el estrabismo y los defectos de refracción, la ambliopía sólo se puede tratar en la infancia. Antes de los seis, puede ser tratada con éxito. A los ocho años, sólo 20% de los casos alcanzan un resultado satisfactorio. A partir de esta edad, la respuesta al tratamiento resulta casi nula. Si la ambliopía llega a una fase crítica (los diez años), la recuperación del paciente es casi imposible.
Adultos,
diferencia de convergencia
Para fijar la mirada en un objeto se necesita alinear y dirigir correctamente los dos ojos a ese punto, este movimiento se realiza gracias a los músculos oculares que deben recibir correctamente la información desde las imágenes formadas en cada retina ocular hasta el cerebro. A esa habilidad visual se la llama convergencia ocular.
Cuando hay dificultades en la convergencia se puede presentar visión doble; desplazamiento de las letras; tener mala postura; falta de concentración; inversión de letras o números; mala caligrafía y mala localización espacial. El entrenamiento visual, que incluye el ejercicio y la relajación de la musculatura ocular, mejora estos síntomas.
Para fijar la mirada en un objeto se necesita alinear y dirigir correctamente los dos ojos a ese punto, este movimiento se realiza gracias a los músculos oculares que deben recibir correctamente la información desde las imágenes formadas en cada retina ocular hasta el cerebro. A esa habilidad visual se la llama convergencia ocular.
Cuando hay dificultades en la convergencia se puede presentar visión doble; desplazamiento de las letras; tener mala postura; falta de concentración; inversión de letras o números; mala caligrafía y mala localización espacial. El entrenamiento visual, que incluye el ejercicio y la relajación de la musculatura ocular, mejora estos síntomas.
Indicaciones
para usar el parche formulado
- Asegúrese de que su hijo
sepa por qué es importante usar el parche.
- Nunca castigue ni critique
al niño porque no coopera con el tratamiento.
- Explique a los profesores, a
las personas que cuidan del niño y a los compañeros la razón del parche,
serán un apoyo.
- Si el niño necesita el
parche solo unas horas, es recomendable el uso en casa, esto favorece la
vigilancia de los padres.
- El parche no cumple su
función mientras el niño duerme, porque no estimula la capacidad visual
del “ojo perezoso”.
- El rigor en el tratamiento es
responsabilidad de los padres.
Ejercitar los músculos oculares
Los siguientes son algunos de los ejercicios recomendados para descansar y estimular los músculos de los ojos en los adultos. Antes de seguir esta rutina, es necesario consultar al oftalmólogo y recibir su orientación, para descartar cualquier tipo de trastorno ocular.
1. Cerca
y lejos
Tome un lápiz y estire el brazo. Fije la vista solo en el lápiz mientras lo acerca a la cara. Vuelva a estirar el brazo manteniendo siempre el enfoque en el lápiz. Debe hacer el movimiento muy lento y repetirlo tres veces. Teniendo en cuenta que el ojo se mueve en dos niveles, músculos y elementos internos, este sencillo ejercicio de cerca y lejos vuelve flexible el músculo ciliar al contraerse y relajarse.
Tome un lápiz y estire el brazo. Fije la vista solo en el lápiz mientras lo acerca a la cara. Vuelva a estirar el brazo manteniendo siempre el enfoque en el lápiz. Debe hacer el movimiento muy lento y repetirlo tres veces. Teniendo en cuenta que el ojo se mueve en dos niveles, músculos y elementos internos, este sencillo ejercicio de cerca y lejos vuelve flexible el músculo ciliar al contraerse y relajarse.
2.
Alternancia
Tome dos lápices, uno con cada mano y estire los brazos separados uno del otro a la altura de los hombros. Primero mire un lápiz y luego el otro. Alterne la vista entre los dos lápices 10 veces.
Tome dos lápices, uno con cada mano y estire los brazos separados uno del otro a la altura de los hombros. Primero mire un lápiz y luego el otro. Alterne la vista entre los dos lápices 10 veces.
3.
Seguimiento
Tome un lápiz con el brazo estirado. Tápese un ojo con la otra mano y desplace el brazo lateralmente siguiendo con el ojo libre el lápiz hasta llegar a la altura de la oreja donde la visión se hace más borrosa, mantenga la mirada unos segundos y haga lo mismo con el otro ojo. Mueva el lápiz hacia arriba y, sin levantar la cabeza, siga con la mirada fija en el lápiz. Haga lo mismo pero hacia abajo. Este ejercicio ayuda a mejorar la agudeza visual lejana de objetos en movimiento.
Tome un lápiz con el brazo estirado. Tápese un ojo con la otra mano y desplace el brazo lateralmente siguiendo con el ojo libre el lápiz hasta llegar a la altura de la oreja donde la visión se hace más borrosa, mantenga la mirada unos segundos y haga lo mismo con el otro ojo. Mueva el lápiz hacia arriba y, sin levantar la cabeza, siga con la mirada fija en el lápiz. Haga lo mismo pero hacia abajo. Este ejercicio ayuda a mejorar la agudeza visual lejana de objetos en movimiento.
4.
Círculos
Haga que sus ojos giren con sentido a la derecha cinco segundos y después
a la izquierda otros cinco.
Haga que sus ojos giren con sentido a la derecha cinco segundos y después
a la izquierda otros cinco.
5. Cerrar
y abrir
Cierre los ojos lo más fuerte que pueda durante 5 segundos. Después ábralos muchísimo, como si tuviera una expresión de sorpresa. Repita 5 veces.
Cierre los ojos lo más fuerte que pueda durante 5 segundos. Después ábralos muchísimo, como si tuviera una expresión de sorpresa. Repita 5 veces.
6.
Relajar la vista
Apoye los codos sobre la mesa, tape los ojos para que no entre la luz y se concentre en la oscuridad. Apoye la cabeza sobre las manos y relaje al máximo la mirada. Es importante no presionar el globo ocular con las palmas de las manos, mantenga la relajación 15 segundos. Con este ejercicio combate el cansancio de los ojos, la rojez y el picor originado por el sobreesfuerzo.
Apoye los codos sobre la mesa, tape los ojos para que no entre la luz y se concentre en la oscuridad. Apoye la cabeza sobre las manos y relaje al máximo la mirada. Es importante no presionar el globo ocular con las palmas de las manos, mantenga la relajación 15 segundos. Con este ejercicio combate el cansancio de los ojos, la rojez y el picor originado por el sobreesfuerzo.
7. Frotar
Frote de forma muy suave los globos oculares, dándoles un masaje.
Frote de forma muy suave los globos oculares, dándoles un masaje.
Fuente: Margot Cristina Ortiz
Álvarez, M.D., oftalmóloga de trauma ocular.
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