Por tanto tenemos que el interior del ojo mantiene una presión por encima de la atmosférica. Recordando las clases de ciencias naturales de la escuela, la presión es igual a la fuerza entre la superficie, y en el sistema internacional se mide en Pascales (un Pascal es 1 Newton/m2). Sin embargo, son más populares otras medidas: centímetros de agua, bares (y su submúltiplo los milibares), atmósferas; y sobre todo, milímetros de mercurio (que se abrevia en mmHg). La presión atmosférica a nivel del mar suele estar a unos 760 milímetros de mercurio. Éste sería el valor absoluto, pero en medicina medimos las presiones con relación a la atmosférica. Cuando medimos la presión arterial y nos da por ejemplo 12/8, realmente son 120 mmHg de tensión sistólica (cuando llega el impulso de sangre del corazón) y 80 mmHg de tensión diastólica (cuando las arterias están más vacias de sangre). Es decir, 120 mmHg y 80 mmHg por encima de la presión atmosférica. Obsérvese que cuando abreviamos la tensión arterial, es muy común quitar el cero de la derecha, es como si dividiéramos entre diez el resultado.
¿Qué valores de tensión ocular son normales?
La presión dentro del ojo suele situarse en torno a 15 mmHg, pero existe mucha variabilidad, de forma que se acepta un rango de normalidad de 5 mmHg hacia arriba o abajo. Es decir, entre 10 y 20 mmHg se consideran tensiones normales. Una presión intraocular alta se considera a partir de 21 mmHg, y una presión baja por debajo de 6 mmHg. Es muy importante entender la variabilidad, que muchas veces los pacientes no lo viven así. Es habitual que se compare con la tensión arterial, aunque no son comparables. Una presión intraocular que suba de una vez a otra de 14 a 16 no tiene mucha importancia (siendo sinceros, ninguna), porque una diferencia de 2 mmHg estando en rangos de rigurosa normalidad, no es significativo. Un aumento de tensión arterial sistólica (”la alta”) de 14 a 16 sí es significativo porque hay un cambio de 20 mmHg.
Por otra parte, y esto es muy importante, la presión intraocular no es un dato constante e invariable. Fluctúa a lo largo del día, y cambia por motivos tan aparentemente banales como aguantar la respiración o hacer fuerza con el párpado en el momento que le miden la presión intraocular. Por otra parte, la medición de la presión no es exacta, y con el mejor sistema de medición, entre un oftalmólogo y otro la diferencia de medidas puede llegar a ser de 2 mmHg. Por lo tanto, es importante tener varias medidas de presión intraocular a lo largo del tiemo para hacernos una mejor idea.
¿Cómo mantenemos la tensión ocular?
Se ha dicho que un balón lo llenamos de aire para conseguir la presión deseada en el interior. Pero ¿de qué se llena el ojo?. Ciertamente no es de aire.
La parte “noble” del ojo son las cubiertas, la cavidad interior como tal no tiene realmente un papel activo en la formación de la imagen. Por tanto, lo que rellena el ojo tiene dos funciones básicas: a) ser transparente para dejar pasar la luz a su través, y b) mantener la presión intraocular. Los dos elementos que llenan el interior del ojo son el humor acuoso y el humor vítreo. El humor vítreo, cuerpo vítreo, o simplemente vítreo, apenas puede denominarse fluido. Constituye la mayor parte del volumen interno del ojo, y es básicamente una malla tridimensional de proteínas y azúcares, con escasas células, y que tienen “atrapado” un buen volumen de agua. No hay vasos sanquíneos activos ni nervios. O sea, que es principalmente un tejido bastante homogéneo que hace de sostén, y que es (en su mayor parte) transparente. Apenas sufre recambio, a efectos prácticos se considera estable, no se forma ni se elimina. Debido a que el vítreo tiene una dinámica prácticamente nula, a efectos de mantener la presión del ojo no tiene casi importancia (excepto en un tratamiento concreto para el glaucoma, que ahora no viene al caso). Por lo tanto, el responsable de la presión intraocular es necesariamente el otro elemento, el humor acuoso. El humor acuoso ocupa sólo la parte anterior del ojo, desde la córnea hasta el cristalino. En volumen tiene menor importancia que el vítreo. Como su propio nombre indica, el humor acuoso es básicamente agua; se forma filtrando la sangre de las células, por lo que es en su gran mayoría agua, y disueltos en ella están varios elementos alimenticios, proteínas pequeñas, oxígeno, dióxido de carbono, etc. Este fluido no se encuentra estanco, sino que se va recambiando continuamente. Se genera en una parte del ojo, circula por entre las estructuras, y se absorbe por otro lado. Este constante movimiento permite que el acuoso esté siempre rico en oxígeno y nutrientes, por lo que cubre las necesidades de los tejidos que no tienen aporte sanguíneo, que son el cristalno y la parte interior de la córnea. La producción de humor acuoso está equilibrada, de forma que la misma cantidad que se va formando, se va extrayendo. De este equilibrio depende la presión intraocular. No conocemos los todos los detalles de este equilibrio, pero en la mayoría de los casos es muy eficaz. Debido a que la densidad del humor acuoso es prácticamente igual a la del agua, la presión dentro del acuoso se transmite al vítreo y a la parte posterior del ojo. Por eso, aunque el acuoso representa en volumen una minoría, condiciona la presión intraocular global.
Producción de acuoso: el cuerpo ciliar.
El humor acuoso se genera en una estructura llamada cuerpo ciliar. Es la continuación natural del iris (realmente es la porción de úvea que está entre la coroides y el iris, pero no hace falta entrar tanto en la anatomía). Dentro del cuerpo ciliar hay un músculo, pero lo que ahora nos interesa del cuerpo ciliar es la parte en contacto con el interior del ojo, concretamente lo que se llaman procesos ciliares (para los que le gusten los nombrecitos, también se denomina pars plicata). Estos procesos ciliares constituyen la parte más anterior e interna del cuerpo ciliar, y son unas formaciones “arrugadas” detrás del iris, de donde salen los tendones (esas “cuerdecitas”) que sujetan el cristalino.
En esta imagen vemos el iris desde el interior del ojo. El iris como tal está representado en azul, y está rodeado por una especie de “verrugitas” marrones. Se ha quitado el cristalino y la zónula (las cuerdecitas) para verlo.
Esta imagen en grises es real, obtenida con el microscopio electrónico de barrido. La parte izquierda es el iris visto por dentro, y se termina en una línea de “montañitas” irregulares y abruptas, que son los procesos ciliares. Insisto de nuevo que para obtener estas imágenes hay que quitar el cristalino y los tendones que van de éste a los procesos ciliares.
¿Cómo circula el humor acuoso?
Tras salir de los procesos ciliares, el acuoso está en contacto con el cristalino y con la parte más anterior del vítreo. Un vítreo normal está sujeto a la retina (y a otra estructura llamada pars plana, que ahora no tiene importancia), de forma que no deja pasar el acuoso. Pero si el vítreo falta o está desprendido, el acuoso tiene hueco para dirigirse a la parte posterior del ojo. Por lo tanto, aunque falte vítreo (o esté desprendido), el hueco queda bien relleno por el acuoso. Por tanto, la permanencia del vítreo en el ojo no es necesaria para la visión.
De todas formas, lo habitual es que el acuoso se dirija hacia adelante. Se dirige por el espacio entre el cristalino (concrétamente por delante de la cápsula anterior) y el iris. Pasa entonces por una de las partes más estrechas del recorrido, que es el borde de la pupila. La pupila es el agujero central del iris, y el borde de este agujero está muy cerca del cristalino. De hecho, está en contacto en muchas ocasiones, y sólo se separan durante espacios cortos de tiempo, en los cuales fluye el humor acuoso. Este “paso estrecho” tendrá importancia en algunos glaucomas.
Una vez salvado este paso, el acuoso entra en la cámara anterior (que es el espacio entre la córnea y el iris. Aquí el acuoso difunde de atrás hacia adelante y del centro hacia los lados.
Aquí vemos un esquema donde se ve en flechitas el recorrido que hace el acuoso:
Salida del humor acuoso del ojo: Trabeculum y canal de Schlemm
El acuoso debe salir del ojo. Lo hace a través de unas estructuras existentes en una zona muy especial, donde se une la córnea con el iris. Esta zona se llama ángulo iridocorneal, y tiene mucha importancia. Como quiero explicarlo despacito y con dibujos, prefiero dejarlo para otro artículo, que éste ya me ha quedado muy denso.
¿Es malo tener tensión en el ojo?
No es malo. De hecho es necesario. Es lo mismo que pasa con otras cosas en medicina: no es malo tener colesterol, tensión arterial o próstata. De hecho es obligatorio (excepto las mujeres, que no tienen próstata xD). Lo problemático es que las cifras de tensión arterial o colesterol estén por encima de lo normal, o que la próstata esté aumentada de tamaño. El colesterol y la tensión arterial son necesarios para la vida.
Y de la misma manera, la tensión ocular es necesario para el funcionamiento del ojo. El problema surge cuando la presión intraocular está por encima de los parámetros normales. De hecho, también es problemático (de hecho, suele ser más problemático) que la presión intraocular esté demasiado baja, pero esto no suele pasar casi nunca. Cuando la presión intraocular está alta existe mayor riesgo de glaucoma. Pero ojo, no todas las tensiones oculares altas implican glaucoma, ni todos los glaucomas tienen la tensión alta.
Fuente: http://ocularis.es/blog/?p=40
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