Si bien
el sistema Braille se utiliza, al igual que con las letras, para otros tipos de
signos en documentos escritos, como en este caso las partituras musicales, el
principal problema está en que para ello necesita seguir sistemas complejos y
que muchas veces no plasma toda la información que si existe en las partituras
convencionales.
Esta situación ha llevado a un grupo de estudiantes del Departamento de Ingeniería Mecánica de la
Universidad de Wisconsin, EEUU, ha colaborar con Yeaji Kim, doctora en Música por
dicha universidad y residente en Corea del Sur, para crear una solución. Kim,
que es ciega, ha estado asesorando al equipo en el desarrollo de partituras 3D que siguen los mismos signos
que las partituras en papel, pero con distintos relieves para que además
de leídos puedan ser reconocibles por el tacto.
Al ser
las partituras algo muy detallado, en lugar de utilizar una impresora 3D de
filamento termoplástico, se ha usado una impresora
de sinterizado láser (SLS), que permite una resolución y acabado mucho
mejor gracias al uso de un polímero en polvo, que se funde y endurece por capas
con el paso del láser.
Hay que
recordar que los motivos del uso del Braille son que es más fácil de reconocer
por el tacto que las letras, más fácil de producir en masa y permite incluir
signos en cualquier sitio, ya sea con relieves marcados directamente o sistemas
electromecánicos, para por ejemplo paneles de lectura en ordenadores.
La
complejidad de llevar una partitura musical a un relieve no es sólo física en
sí, sino también porque debe buscarse un método por el que dichos relieves
puedan seguirse fácilmente con el tacto, por lo que el equipo sigue trabajando
en mejorarlo y buscar maneras para luego poder fabricarlo en masa de forma
rápida y barata.
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