José era soldado profesional cuando una explosión le puso en brazos de la muerte. Tenía sólo veinticinco años, pero consiguió engañarla. Perdió una pierna, se quedó ciego y su futuro empezó a teñirse de negro. Sin embargo, sacó fuerzas de flaqueza, luchó, se recuperó y, cuando nadie apostaba por él, se matriculó en la universidad, se doctoró en Historia y hoy trabaja en el Centro de Estudios Bizantinos y Neogriegos de Granada.
Imagen: foto de José
¿Qué busca con la novela «Tiempo de leones»?
-Es una novela con la que pretendo que el lector se acerque a una época apasionante, la de los estertores del Imperio Bizantino. Pero intento que lo haga a través de los sentidos, de una forma viva. Espero haber sido capaz de transmitir el susurro de los palacios o el entrechocar de las armas, porque esos pequeños detalles son los que convierten una historia en algo vivo.
-Usted es ciego. ¿Cómo perdió la vista?
-Yo era soldado profesional, artificiero, estuve en Bosnia, y al año siguiente me explotó un artefacto mientras hacía unas maniobras en Cerro Muriano. Perdí una pierna, la vista y padezco una sordera bastante importante. Eso fue en el año 1996 y estuve a punto de morir. La suerte es que sobreviví, por muy poco, pero sobreviví.
-Y eso cómo se encaja?
-Hay un momento de impotencia muy grande, de desesperación, pero pasados unos días me di cuenta de que no servía para nada quejarse o maldecir mi suerte, la única opción que quedaba era levantarse y caminar. Yo siempre he sido muy optimista y pensé: «habrá muchas cosas que no podré hacer, pero otras sí que voy a conseguir».
-Y al año hace el acceso a la Universidad, se doctora en Historia con unas notas brillantísimas. ¿Por qué entonces y no cuando veía?
-Porque siempre fui un lector compulsivo, pero un mal estudiante. Después del accidente me di cuenta de que se me presentaba una gran oportunidad para hacer lo que no hice antes, sobre todo porque tenía tiempo y muchas ganas.
-¿Cómo consigue estudiar si no conocía el braille?
-Hoy el braille prácticamente no se usa porque la informática te abre un mundo impresionante, sólo hay que coger un libro, escanearlo, y el ordenador, con un programa especial, lo lee en voz alta. Por suerte los ciegos ya no tenemos limitaciones para estudiar.
-¿Y escribir?
-Igual, con un ordenador normal y corriente. La única diferencia es que cuando pulso las letras, una voz me va diciendo lo que escribo.
-¿Usted sigue viendo imágenes en su mente?
-Se ve con el cerebro. Los ojos no son más que meros intermediarios entre el objeto y el cerebro. Cuando uno se queda ciego de adulto sigue viendo, imágenes falsas, pero se ve. Es como cuando se escucha la radio, usted ve la imagen del locutor aunque no la conozca.
-¿Qué es lo que más echa de menos?
-Ver el rostro de mi mujer, los de mis hijos, pero también disfrutar de cosas a las que no le das importancia por cotidianas, pero que cuando no las ves te das cuenta de lo hermosas que son.
Fuente: http://www.larazon.es/
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