Las nuevas gafas, desarrolladas en España, beneficiarán tanto a pacientes con baja visión como al resto de usuarios.
Imagen: mujer usando lentes de sol
Sin embargo, el factor que desencadena el oscurecimiento es la exposición a la luz de tipo UV-A que, aunque no es visible está presente en el espectro solar.
Las lunas de los automóviles o los cristales de las ventanas pueden absorber parcial o totalmente la luz UV-A y no permiten que las lentes fotocromáticas se activen adecuadamente, aun habiendo gran cantidad de luz visible.
Por el contrario, la tecnología electrocrómica se basa en la aplicación de un impulso eléctrico a cristales especialmente diseñados para que cambien de color en función de la intensidad de la corriente.
Con un control adecuado del estímulo eléctrico, éste se puede asociar a un regulador que permita al usuario cambiar la intensidad de color a su gusto o a un fotodiodo que detecte la intensidad de luz visible ambiente y, automáticamente, incida sobre la intensidad de color de la lente.
Por otro lado, según los investigadores, la tecnología electrocrómica representa también un avance sobre la fotocrómica en la velocidad de transición de lentes claras a oscuras, ya que los cambios son prácticamente instantáneos frente a los minutos que se necesitan en el otro caso.
Tecnologías parecidas ya se aplican a los retrovisores de algunos coches para evitar el deslumbramiento en conducción nocturna, y en las ventanillas de algunos aviones para regular la intensidad de luz exterior.
En el caso de las lentes oftálmicas, para los pacientes con baja visión, también se prevé que la nueva técnica se combine con filtros absolutos de la luz más energética (ultravioleta, violeta y, en algunos casos, azul) para proteger de los efectos no deseados que puede tener en algunas patologías oculares.
Fuente: http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/1e8c1391d6d8c8a64ec0912c537b3c18
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