UNA INTERESANTE NOTA QUE HABLA SOBRE LA EXPERIENCIA CON EL PERRO GUIA...
Hay cuestiones que me ocurren en el día a día con mi perro guía que quería ahora pasar a relataros por lo peculiares de las mismas. La mayoría de ellas se deben al desconocimiento y una vez explicadas no suele haber problemas.
Esto ocurre mucho en los centros comerciales, donde habitualmente no se ven perros, y les llama más la atención. La pregunta siempre es: ¿Qué hace un perro aquí…?, si no pueden entrar…
Explicar siempre las cosas sin reparo, indicando como un perro guía puede entrar en cualquier establecimiento público, que no va a producir ningún comportamiento extraño ni peligroso es como debe de ser. En mi caso por ejemplo Lillo, en 7 años que llevo con él, sólo me ha ladrado tres veces por sendos sustos que le dieron y aunque le hayan pisado en el metro, autobús, le hayan arrollado en algunas situaciones o rodeado de niños, nunca ha reaccionado de manera estridente ni peligrosa.
Es también importante la cuestión a repetir siempre de que no se les debe dar comida de ningún tipo, porque imaginar que si comen algo que les sentara mal, al ponerse malos no podrían al día siguiente guiar y para nosotros sí que es una faena.
Ocurre igual con las llamadas de atención. No se les puede decir nada cuando están en pleno trabajo de guía. ¿Cómo se puede saber eso?
Muy sencillo, el perro guía cuando va sólo con el usuario ciego cogido de la correa, en ese instante no va guiando y no se le debe de exigir plena concentración. Estos casos son cuando vamos agarrados a una persona que ve y se le deja que se relaje. Estos perros acumulan mucho estrés cuando guían a las personas. Cuando vamos solos con el arnés de la mano, es el momento de máxima concentración del perro guía y cuando no se le puede decir nada. Ante todo, como siempre ante la duda mejor preguntar antes que hacer.
Recuerdo un día que un grupo de niñas se me abalanzó y comenzaron a preguntarme cosas sobre Lillo mientras yo iba caminando hacia mi casa. Como se llamaba, que años tenía y mil cosas más… pero cuando les dije que no le podían tocar porque estaba guiando y no era conveniente, parece que no se convencieron y entonces empezaron a hablar con sigilo y yo me mosqueé. Como estamos muy sincronizados ya Lillo y yo, noté que empezaba él a hacer movimientos extraños y que se iba más para los lados que siempre. Al bajar la mano rápidamente, se confirmaron mis sospechas ya que mi mano tocó unas cuantas más que eran de aquellas niñas que a toda costa querían tocar a Lillo y entonces comprendí que empezaron a hablar bajito para decirse: “Acércate y tócale con cuidado que él seguro no se da cuenta como no ve…”
Entiendo mi atracción y la de Lillo hacia ellas, pero quiero terminar insistiendo que un perro guía es algo muy serio, hay que respetar su trabajo y educación porque como siempre digo: son como personitas y no son perros…son perros guía.
Fuente: http://feisbuknius.com/no-son-perros%e2%80%a6%c2%a1%c2%a1son-perros-guia-invidente-pero-visible-mariano-fresnillo/
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