Un deportista invidente idea un método para practicar windsurf
Imagen: persona practicando windsurf
Xavier Mándicó, de 42 años, ha ideado un método para la práctica de windsurf y otros deportes náuticos cuya eficacia se encarga de demostrar en persona.
Mandicó perdió la visión hace 20 años y desde hace cuatro se desplaza todos los años a Tarifa (Cádiz) para hacer windsurf gracias a un sistema basado en las instrucciones que le facilitan monitores guía a través de radiotransmisores enfundados en materiales que los protegen del agua.
El deportista, en una entrevista con Efe, ha recordado que era esquiador antes de perder la vista y que después continuó haciéndolo con megáfonos, guías e intercomunicadores.
“Conocía el windsurf, pero era algo lejano hasta que un día lo vi más de cerca en una exhibición en Premiá del Mar (Barcelona) porque, aunque no veamos, siempre vemos de algún modo y hablo de la vivencia”, afirma.
Decidió entonces iniciar una aventura cuyo primer hito fue la travesía realizada en 2006, después de un año de pruebas, desde Barcelona a La Escala, un recorrido de unos cien kilómetros que cubrió, junto a su equipo de apoyo, en siete días y siete etapas.
“Significó ver que alguien confiaba en ti”, comenta, “y, sobre todo, confiar en otros porque cognitivamente necesitas a alguien en quien depositar tu confianza plena, ya que sustituye a tu visión y este punto es un salto muy importante para que las personas que padecen una diferencia física o sensorial acepte su diferencia”.
Realizó otras travesías y, una vez en Tarifa, Héctor García, responsable de la escuela Surf Center Tarifa, fue fundamental en el aprendizaje de Mandicó.
Ambos comenzaron utilizando una tabla tándem y posteriormente navegaron juntos en tablas individuales mientras García indicaba por radio los movimientos que Mandicó debía imitar.
No obstante, Mandicó quería salir en solitario, por lo que desarrollaron un sistema de comunicación por emisoras.
Para demostrar cómo funciona, Mándicó se mete en el agua con su tabla de windsurf, tras comprobar las condiciones meteorológicas y el entorno, y García comienza a darle las instrucciones.
En la orilla, el monitor le explica que hay pocas olas y toma la mano de Mandicó para indicarle la dirección en la que se han torcido las boyas flexionándole los dedos.
“Yo me convierto en un vehículo teledirigido por Héctor, me marca el camino a seguir y así hemos conseguido el reto de todo windsurfista: entrar con un levante de fuerza 7-8, navegar con seguridad y pasarlo bien”, explica Mandicó.
García asegura que, una vez en el agua, y si las condiciones favorables, el deportista invidente puede quedarse solo, con apoyo por radio de un monitor.
El responsable de Surf Center descarta el acompañamiento con una lancha tipo zodiac como método alternativo, ya que el ruido del motor “le impediría escuchar el viento o el sonido del agua contra la tabla”.
Mandicó se inicia este verano en el “stand up paddle -que utiliza un remo y tabla más grande- y adelanta que su próximo desafío es realizar una travesía en el Estrecho.
Junto a García, también proyecta enseñar la práctica del windurf a otras personas con discapacidad sensorial y a sus familiares, de manera que cuenten con un guía en su entorno.
Fuente: http://www.retinosis.org/
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