Forma atrófica
Todo se deteriora, todo envejece. Algunos tejidos del organismo tienen capacidad de autorreparación gracias a que las células tienen capacidad de replicación. Pero otros tejidos no, por lo que acusan más el envejecimiento.
Todo se deteriora, todo envejece. Algunos tejidos del organismo tienen capacidad de autorreparación gracias a que las células tienen capacidad de replicación. Pero otros tejidos no, por lo que acusan más el envejecimiento.
Las neuronas tienen muy escasa capacidad de regeneración cuando mueren (de hecho, es difícil encontrar neuronas replicándose en el cerebro).
En la retina asumimos que esa capacidad simplemente no existe. Y con los fotorrepectores pasa lo mismo: cuando uno muere, ese “pixel” lo perdemos para siempre. Sin embargo, este proceso degenererativo no es exclusivo de los fotorreceptores. Muy al contrario, gran parte del “esfuerzo metabólico” de estas sufridas células es llevado por sus asistentes, las células del epitelio pigmentario. El epitelio pigmentario degenera, se ve incapaz de seguir adelante con tanto intercambio. No puede eliminar las moléculas de desecho que va recogiendo de los fotorreceptores. Estas moléculas son tóxicas, y se acumulan dentro de la célula epitelial (que puede terminar muriendo, por esta y otras causas) y debajo de ella.
En el fondo del ojo se puede ver el acúmulo de moléculas de desecho bajo el epitelio pigmentario. Se ven como manchas amarillentas. Visto al microscopio, se ven como “ampollitas” debajo del epitelio pigmentario, concretamente entre éste y la membrana que separa la retina de la coroides. Esta “ampollita” se llama drusa.
Vemos que la mácula está plagada de manchas amarillentas, más o menos redondeadas, de distinto tamaño. Son drusas. Es una de las manifestaciones de que el epitelio pigmentario no funciona bien. Y como los fotorreceptores dependen de este epitelio, también sufren. Es el comienzo de la degeneración macular asociada a la edadPero el epitelio pigmentario no necesita formar drusas para que veamos que no funciona bien. Como estas células dan el color característico al fondo del ojo, cuando se dañan, se altera la pigmentación. Se producen cambios de pigmentación, que es otra característica de la degeneración macular. En la imagen, aparte de drusas, vemos pequeñas zonas puntiformes más oscuras y otras más claras.
Estas alteraciones van aumentando y convergiendo entre sí. Se va perdiendo la estructura normal de la mácula, y va evolucionando hacia la atrofia, es decir, la ausencia de tejido. Queda con una zona donde ya no hay epitelio pigmentario ni retina funcionante.
Esta es la forma más frecuente de la enfermedad, en la que el tejido se va deteriorando progresivamente. Se denomina atrófica o “seca”.
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