Juan Antonio Carrascosa es presidente de la Asociación Española de Medicina y Auxilio en Montaña y director técnico de la Sociedad Española de Montañismo para personas con discapacidad. Trabaja con personas ciegas desde hace más de tres décadas. Movido por su afición a la montaña, en 1987, empezó a realizar salidas con niños y niñas con ceguera.
Imagen: Una de las modalidades para escalar es la “barra direccional”
Se trata de una barra de entre 2,5 y 3 M., de longitud, a la que se agarran tres personas: un guía (vidente), una persona ciega y una persona con resto visual.
La barra direccional nació tras experimentar con elementos muy caseros: «Desde la típica cuerda que se utiliza en las salidas con niños pequeños, pero vi necesario usar un elemento fijo. La barra direccional surge del palo de una cortina de madera», confiesa Juan Antonio Carrascosa. A partir de ese momento, la barra se convierte no sólo en asidero para las personas con problemas visuales, sino también en «un elemento de comunicación» con sus guías. «Tiene un lenguaje muy dinámico y sirve para proteger de caídas», aclara. Y es una herramienta pionera en el mundo. «Cuando empecé a investigar me dirigí a la asociación internacional de ciegos para deporte de montaña y no tenían nada de ésto». Ahora es una referencia mundial.
El médico contará su experiencia y sus expediciones en las jornadas sobre montañismo y discapacidad visual que se celebran en Lario el 29 y 30 de mayo.
Ha investigado otros frentes. Como el aprovechamiento del resto visual y la identificación de los posibles riesgos. «En los años 80, el 80% de las personas que atendíamos eran ciegas y el 20% tenían resto visual. Ahora se ha invertido por los avances de la ciencia. Es importante que desde niños sean entrenados para aprovechar este resto visual en la calle, en la educación, en el trabajo, en el deporte... y no podemos arriesgarnos a que lo pierdan», advierte.
Fuente: www.fedc.es/
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