Boticarios de todo el país reciben formación sobre esta dolencia que afecta a 300.000 españoles. Hacen pruebas de diagnóstico como la rejilla Amsler
La degeneración macular asociada a la edad (DMAE) es la principal causa de ceguera en España en mayores de 50 años. De hecho, se estima que afecta a 300.000 personas aproximadamente y la OMS prevé que su incidencia se triplique en los próximos años como consecuencia del envejecimiento de la población.
La denominada DMAE seca es la forma más común y su desarrollo es lento, por lo que no se puede predecir cuándo el paciente perderá la visión. Y aquí no acaban los problemas, ya que existe una pérdida de visión aún más agresiva, la denominada DMAE húmeda. Su pronóstico es peor y evoluciona más rápido.
Con el objetivo de contribuir a reducir los casos de ceguera asociada a esta patología, desde el pasado mes de marzo, 2.300 farmacias de toda España reciben formación en el manejo de la dolencia.
Formación
Esta iniciativa de carácter nacional que se desarrollará a lo largo del 2010 (impulsada por la farmacéutica Pfizer) ha llegado esta semana a Madrid para formar al colectivo de farmacéuticos madrileños en el abordaje de esta patología. La iniciativa, que ya ha recorrido Ibiza y Palma de Mallorca, seguirá su andadura por Algeciras y Cádiz.
Mediante este proyecto, los farmacéuticos reciben documentación de la patología, además de pruebas de diagnóstico como la rejilla de Amsler, un sencillo test que les permitirá realizar una evaluación de la visión e identificar un problema ocular que tendrá que ser confirmado posteriormente por un especialista. «El paciente con frecuencia acude primero al farmacéutico para consultar su sintomatología, convirtiéndose así en una pieza clave en la detección precoz de esta enfermedad y en su derivación a un especialista», afirma Jesús Pareja, del servicio de oftalmología del Hospital Universitario Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares y coordinador de la formación en Madrid.
Asimismo, la visita a la oficina de farmacia puede ser una buena oportunidad para el seguimiento de la enfermedad y el cumplimiento terapéutico de los pacientes tratados. «El problema es que el paciente tratado no experimenta una mejoría dosis-dependiente, es decir, no presenta una mejoría tras la dosis y la estabilización de la enfermedad no le es suficiente. De aquí el importante papel que tiene la farmacia para controlar el tratamiento», explica Pareja.
Porque, aunque la enfermedad es cada vez más conocida, todavía queda mucho camino por recorrer. «La población no es consciente del amplio espectro de enfermedades oculares que pueden aparecer y que no todo es cuestión de ponerse gafas, cataratas o tener la presión ocular elevada», concluye.
La clave, antioxidantes
A pesar de que la DMAE seca no tiene cura, hay un tratamiento preventivo que puede frenar su evolución evitando que no se pierda la visión por completo. El uso de suplementos a base de antioxidantes en determinados pacientes puede fortalecer las células encargadas de la visión, que son las que fracasan y mueren en esta enfermedad.
Fuente: http://www.larazon.es/
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