La actividad lúdica de los niños con discapacidad visual
Imagen: niños jugando
El juego es fundamental para el ser humano de cualquier edad, esté contribuye con la libre expresión de sus facultades ante la actividad recreativa en la que están inmersos, sin descuidar las condiciones físicas, psicológicas y sociales que demanda el desarrollo de dicho ejercicio. En cuanto a los niños/ñas y jóvenes se refiere, la participación lúdica conlleva a una serie de bondades, y una de ellas, abarca el desenvolvimiento en el entorno geográfico (escuela, comunidad, entre otros), que los rodea.
Dentro del sistema educativo es evidente, que la recreación se caracteriza por ser una valiosa herramienta, para la formación del estudiante, es aquí donde el Docente de aula evalúa el comportamiento, tanto dentro como fuera del salón de clase y la relación que se tienen los educandos entre sí, dicha información se complementa con la evaluación del Docente de Educación física y recreación, para llegar a una conclusión con respecto al ser y sentir del niño/ña de educación regular.
La información basada en lo lúdico, es apreciable para el profesor integrador, gracias a ella puede obtener una base de datos acerca de las habilidades y destrezas que presenta el estudiante, por consiguiente el docente diseñara las estrategias y recursos apropiados, para ser aplicados a los educandos.
Dentro de este marco de ideas, cabe formular la siguiente interrogante: ¿Qué valor tiene el juego para el niño/ña con discapacidad visual? Antes de contestar, es importante destacar la conducción motriz de los niños/ñas discapacitados visuales en los primeros meses de vida; los mismos deben ser estimulados por sus padres, familiares y profesionales especialistas en el área.
El niño/ña por no poseer visión, carece de motivación hacia la adquisición de los objetos que lo rodean, por ello no se percata de su presencia, los seres queridos más cercanos, han de incitarlo para que su locomoción posea un desarrollo satisfactorio, por lo tanto su infancia estará enmarcada en la actividad y no en la sombría pasividad, para ello la estrategia idónea es el juego, acompañado de recursos adecuados al nivel cronológico del discapacitado visual. Al respecto los autores García y Tuñon mencionan que: El juego realiza en el niño un preejercicio físico y espiritual para su vida de adulto enormemente positivo. El juego estimula el crecimiento y el sentido creador. Crea y refresca hábitos porque la repetición de los mismos nunca es literal y automática, ya que lleva, casi siempre, elementos creativos nuevos.
En este sentido el niño/ña discapacitado visual, obtendrá en su infancia, las herramientas necesarias, para desenvolverse en el entorno geográfico de manera satisfactoria, que con el tiempo incorporará más información, a medida que avanza en su crecimiento tanto físico como psicológico.
En fin, el juego refuerza las habilidades y destrezas del discapacitado, así como también permite el desarrollo afectivo, que a lo largo de la vida se van consolidando y alimentarán el autoestima del educando, creándole una seguridad hacia el desenvolvimiento del entorno, porque el juego facilita el conocimiento del mundo y de su propio cuerpo, aspecto que lo llevara hacia una independencia geográfica.
Fuente: ASPREH
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