Las barreras arquitéctonicas no son los únicos límites que sufren las personas discapacitadas.
Imagen: persona ciega usando baston blanco
- ¡Sí, pero nos vivimos chocando!
- Nos llaman "personas con capacidades especiales".
- ¿Especiales para qué? ¡Simples de jamón y queso! (carcajadas)
Con mucho humor, los integrantes de la ONG para ciegos Integración Helen Keller ponen en duda la validez de los términos que usa la sociedad para aludir a su discapacidad. "También nos dicen personas con capacidades diferentes, no videntes en vez de usar las palabras específicas. ¿Qué capacidades especiales tenemos? ¡Al contrario, nos falta alguna!, más allá de que alguien desarrolle otra función para adaptarse...", explicó con naturalidad Marta Acevedo , presidenta de la entidad. Visitó LA GACETA con su hijo, Beto Salvatierra, también ciego
Miguel Ardiles, Manuel Cisterna y Rubén Tolosa también integran la institución que se sumó a la jornada de concientización que se hará hoy con diferentes actos, al conmemorarse el Día Internacional de las Personas con Discapacidad.
"No queremos que nos tengan lástima, sino respeto. Para eso la sociedad debe informarse sobre lo qué es la discapacidad. La gente no sabe cómo tratarnos. Cuando un ciego hace algún trámite, la empleada le explica y responde al acompañante, como si no tuviéramos capacidad para entender. Otras veces, nos grita, como si además de ciegos fuéramos sordos", cuenta Marta, para graficar el absurdo que les toca vivir a diario. "No es tanta la discriminación que sufrimos, como la falta de información", reconocen Cisterna y Tolosa.
Sin embargo, en la boleta del Anses figura salario por "hijo incapacitado". "¡Esto es más ofensivo que decir ciego o discapacitado, es como si fuera incapacitado para todo!", protesta la mamá de Beto.
Las barreras arquitectónicas no es lo único que limita a la persona con discapacidad. El manejo del dinero es uno de los grandes problemas de los ciegos y disminuidos visuales. "¡Nos viven estafando! Los billetes no son reconocidos al tacto, salvo que estén muy nuevos. En Canadá y Bélgica, en cambio, tienen marcas especiales, y los españoles usan detectores de billetes. Además, necesitamos cajeros parlantes, porque dependemos de la buena voluntad de alguien que nos guíe, pero es muy peligroso", contaron Ardiles y Tolosa.
El voto electrónico con voz es otro de los pedidos de los ciegos. "Estamos condenados a llevar el voto en el bolsillo, porque corremos riesgos cuando nos acompañan los presidentes de mesa y nos indican qué voto es el que queremos", agregan. Otra cuenta pendiente que indicaron es el pase libre en el transporte urbano "Por decreto presidencial las empresas están obligadas a prestar el servicio aún en caso de esparcimiento, pero no lo cumplen", remató Acevedo.
Fuente: http://www.lagaceta.com.ar/
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