“No tengo capacidades diferentes, soy ciego, y punto”
Invitado por Ciencias Exactas de la Unicen el profesor de la UBA especializado en Matemática, expuso en el Campus y anticipó atrayentes capítulos de su pertinaz y trajinada vida estudiosa dedicada al sistema Braille.
Imagen: foto de Juan José Della Barca
66 años, porteño, lindo aspecto y hasta algo coqueto (“prefiero que no haya fotos ahora porque no tengo puesta la corbata”), viudo, con un hijo de 29 años, de habla inteligente depurada durante casi 40 años de docencia en la Universidad de Buenos Aires que, además, educaron su natural valentía social: “no me agrede que me digan que soy ciego en lugar de usar los términos “persona con capacidades diferentes”; tengo las mismas capacidades de las demás personas, sólo me falta una”.
Juan José Della Barca – apellido de origen italiano – era disminuido visual cuando a los 14 años, tras un desprendimiento de retina, perdió totalmente la vista. “Había terminado la escuela primaria y empecé 2 años después la secundaria y de allí pasé a la Universidad”.
“¿Por qué elegí Matemática? No se, no encuentro una causa definida. Más que nada me interesaba la docencia. Utilicé y utilizo el sistema Braille, clásico de toda persona ciega, que pese a la cantidad de años que han pasado desde que Braille lo publicara, en 1825, sólo se ha diversificado bastante transcribiendo expresiones de distintas actividades, música, lingüística, informática, pero desde entonces no ha cambiado demasiado ni ha sido reemplazado como sistema de lecto-escritura, esto es que nos sirva para leer y escribir”.
“Escuchar la lectura de un libro permite decir “sí, leí tal libro”, pero no significa leer por uno mismo, cuando en realidad lo que debemos leer es por uno mismo y con las manos”.
NADA ES IMPOSIBLE
La carrera de Matemática le llevó 6 años de estudio, un poquito más de lo normal. “Es probable que pueda decir que he sido un poco duro conmigo mismo y quizá demasiado, pero era lo que hacía falta. La realidad me indica que si no hubiera sido así de duro no estaría aquí sentado. En fin, no lo se... fue así”.
El contacto periodístico, mantenido en la hostería Piedras del Lago, donde lo alojó la facultad de Ciencias Exactas de la Unicen al invitarlo la Secretaría Académica de esa unidad de estudios a conferenciar en el Campus al día siguiente, miércoles 18, sobre cómo enseñar Matemática a personas ciegas, lo compartimos con el profesor Araujo, acompañante que corroboró nuestra impresión de estudiante y profesor meticuloso, prolijo, manifestada al huésped y que rechazara con inocultable humildad: “Fui alumno de él y luego ayudante auxiliar. Nunca faltó, nunca llegó tarde, siempre tenía todas las cosas organizadas”.
AHORA, JUBILACIÓN Y MUCHO MAS
Como todo el mundo, Juan José estudiaba “solo y con grupos de compañeros; más o menos como los demás. El 28 de febrero del año que viene dejaré de trabajar como docente de la UBA, y el 1º de marzo siguiente se cumplirán los 40 años de mi carrera en la cátedra. Pasaré a ser un viejo”, rió.
Y aclaró “no me siento nada mal con esto que ha llegado la etapa de la jubilación. Tengo muchas cosas para hacer y tengo ganas de hacerlas. Ahora estoy en Tandil, la semana que viene expondré en Santa Fe y en 3 meses iré a Chile invitado por el Consejo Iberoamericano de Braile para referir el buen uso del sistema Braille y la elaboración de pautas apropiadas también para la enseñanza y otros aspectos”.
“Uno tiene cosas por hacer. Creo que lo de la docencia fue una etapa de mi vida, pienso que ese ciclo ya lo cumplí y ahora debo pensar otras cosas”.
La charla en el Campus de Juan José, atrayente y apetitosa, fue seguida en profundidad por una sala sin huecos. Habló algo del nivel primario, pero sobre todo encaró aspectos educacionales de los niveles secundario y universitario acerca de los que posee una gran experiencia, “no sólo en la Universidad sino ante personas ciegas durante más de 20 años”, según nos adelantara.
“Uno cree que si existe la posibilidad de difundir estas cosas para que la comunidad sepa que las personas ciegas, con limitaciones pero adecuadamente, podemos desarrollar determinadas actividades que a veces el común de las gentes piensa que no podemos hacer”.
A CALZON QUITADO
“Creo que en la medida en que las personas acepten las limitaciones que tienen podrán desarrollar mejor sus capacidades. Estoy en contra de los eufemismos”. E insistió: “uno sabe, por ejemplo, que en la provincia de Buenos Aires existe un organismo estatal dedicado a las personas con capacidades diferentes. Yo no tengo capacidades diferentes a las suyas, me falta una”.
“Que las otras tenga que desarrollarlas para que me permitan, de alguna manera, suplir esa ausencia, me lleva a desarrollar, prestando sólo más atención, las otras capacidades un poco más que los demás. Nada más. Pero siempre habrá una que me falta. Los ciegos somos discapacitados, y punto”.
Ya con un pie en el estribo de su reparador descanso tras el viaje desde Buenos Aires, Juan José, opinó desde su experiencia que “es muy difundido hablar de las matemáticas, en plural, sin embargo prefiero el singular: Matemática, sin instalar por ello un ámbito de discusión”, bromeó.
Fuente: http://www.lavozdetandil.com.ar/
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