Investigadores del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD), centro mixto de la Universidad Pablo de Olavide y del CSIC, estudian la implicación del gen Meis1 en los procesos celulares que forman la retina. Este gen, presente en el desarrollo de diferentes tipos de cáncer, es además responsable del síndrome de piernas inquietas. El proyecto, catalogado de excelencia, ha sido financiado con 294.000 euros por la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia.
Durante el desarrollo de los diferentes órganos de los vertebrados, las células seleccionan la parte de información genética que necesitan para especializarse y poder así realizar su función.
Imagen: De izquierda a derecha: Jose Bessa, Jose Luis Gomez-Skarmeta y Fernando Casares, investigadores del proyecto
Este proceso está controlado por un tipo de genes específico: los factores de transcripción. Meis 1, es uno de ellos. Meis1 actúa en la formación del sistema nervioso, retina, sistema hematopoyético, y extremidades, entre otros órganos.
Precisamente la retina y su relación con el gen Meis1 son objeto de estudio de un grupo de científicos del Centro Andaluz de Biología del Desarrollo (CABD), centro mixto de la Universidad Pablo de Olavide y del CSIC, dirigidos por Fernando Casares. Estos investigadores hallaron que el gen Meis1 es clave en los procesos que emplean las células para formar la retina.
Este descubrimiento abre las puertas a nuevas investigaciones en el terreno de la biología sobre la formación del sistema nervioso en seres vertebrados, “un campo del que aún queda mucho camino por recorrer”, apunta Casares.
Pero también puede aportar información relevante en el campo de la medicina, puesto que la expresión anormal de este gen está asociada al desarrollo de ciertos tipos de cáncer, entre ellos el neuroblastoma -una enfermedad que afecta principalmente a la población infantil-, o la leucemia.
Todo esto lo estudian en un proyecto de excelencia titulado ‘Análisis de la regulación transcripcional de los proto-oncogenes de la familia Meis mediante técnicas de Genómica Comparativa y Funcional’, financiado con 294.000 euros por la Consejería de Economía, Innovación y Ciencia.
Pruebas in vivo
Según el responsable de la investigación, “conocer la formación del ojo es importante, no sólo por ser la parte esencial del sistema visual sino también porque constituye un buen modelo para comprender cómo se construye el sistema nervioso”.
Para comprobar los resultados de la investigación, los científicos han realizado pruebas in vivo en el pez cebra, por su alto grado de similitud genética con los vertebrados superiores y los humanos.
Utilizando este pez como modelo, los científicos han concluido que el gen Meis1 es indispensable para fomentar la proliferación de las células durante la formación de la retina
Imagen: Neuronas (verde) en una seccion del cerebro del pez cebra (rojo)
El desarrollo de cualquier órgano, según Casares, requiere dos fases. “La primera, la fase de proliferación, consiste en la multiplicación de las células hasta conseguir que el órgano tenga un tamaño adecuado. Una vez en este punto, las células pasan a diferenciarse unas de otras para asumir el papel que desempeñarán después para que el órgano del que forman parte funcione correctamente”.
Nuevos avances
En el último año, este proyecto ha avanzado en otra dirección. En concreto, los equipos de Casares y Gómez-Skarmeta (que colaboran estrechamente en este proyecto) trabajan conjuntamente con un grupo de investigación alemán, coordinado por Juliane Winkelmann (Instituto alemán de Investigación Psiquiátrica, Munich), en la identificación del gen Meis 1 como responsable del síndrome de las piernas inquietas (RLS por sus siglas en inglés, Restless-Legs-Syndrome), una dolencia que afecta sobre todo a la población anciana, “un trastorno neuronal con componente genético”, matiza Casares.
Quienes padecen este trastorno se quejan de sensaciones desagradables en las piernas y un impulso incontrolable de moverse mientras descansan.
“Nuestro trabajo durante el último año se ha encaminado a encontrar las regiones en el genoma que regulan la expresión de Meis1 (es decir, que controlan en qué células se va a producir este gen). Como Meis1 funciona en múltiples procesos, este gen posee muchas de estas regiones reguladoras. Para intentar determinar cuál (o cuáles) de estas regiones podrían funcionar mal en pacientes de RLS, unimos nuestros esfuerzos a los del grupo del Instituto alemán de Investigación Psiquiátrica. Este grupo había determinado la posición aproximada de las mutaciones que afectarían a Meis1 en pacientes”.
El resultado de estos investigadores ha sido positivo. “Combinando los resultados del grupo alemán, especialista en la genética de la enfermedad, con los nuestros, y utilizando el pez cebra como modelo experimental en la Plataforma de Genómica Funcional del CABD, creemos estar más cerca de los tipos de neuronas que podrían estar dañadas. Esto es sólo el primer paso en el camino en el desarrollo de terapias.”
La publicación de este hallazgo no se hará esperar. Según Casares, las conclusiones de este estudio esperamos darlas a conocer en publicaciones científicas en los próximos meses”.
Más información:
Fernando Casares, responsable del estudio
CABD (UPO-CSIC-Junta de Andalucía)
Tel.: 954 34 89 47 / 954 34 89 65
Email: fcasfer@upo.es
Fuente: http://www.andaluciainvestiga.com/
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