Prueban en diez pacientes las primeras prótesis fabricadas con colágeno humano
Imagen: grafico de cómo se realiza el trasplante
Para fabricar los nuevos implantes, los investigadores trataron el colágeno humano con una reacción química que incrementa su resistencia y rigidez. Después, bastó con introducirlo en un molde para reproducir en el laboratorio las córneas humanas. O, al menos, parte de ellas. Porque lo que en realidad se obtuvo fue el estroma, un tejido que representa el 90% del espesor corneal. No consiguieron otras dos capas críticas: ni el endotelio ni el epitelio.
Para los diez pacientes tratados era suficiente porque tanto el endotelio —la capa más interna de su córnea— como el epitelio —la exterior— estaban en buen estado. En el estudio participaron voluntarios con daños parciales. Uno de ellos tenía una cicatriz y el resto queratocono, una enfermedad progresiva en la que la córnea adopta una forma cónica muy pronunciada. A todos se les implantó la nueva córnea, una lámina transparente de colágeno y células que actúa como una ventana en el globo ocular.
Dos años después de la cirugía, los resultados son más que esperanzadores. Los pacientes no experimentaron ningún rechazo ni necesitaron tratamientos para evitarlo, dos efectos secundarios relacionados con el trasplante convencional. La visión mejoró en seis de los diez casos, aunque lo más importante fue su integración en el ojo. En 9 de los 10 pacientes, los nervios que habían sido seccionados en la cirugía volvieron a crecer en el interior de la nueva córnea. La reinervación proporcionó sensibilidad a la zona, un mecanismo vital para el ojo que le permite estar alerta ante una agresión. El crecimiento nervioso también favorece la aparición de lágrimas, necesaria para proporcionar al ojo el oxígeno necesario.
Avance con limitaciones
La investigación ha sido recibida como un gran paso, aunque con limitaciones. «El avance es muy prometedor, pero aún no es un sustituto del trasplante de cadáver. La córnea no es completa por lo que sólo será útil en pacientes que conserven el endotelio y el epitelio sano. La visión recuperada tampoco es tan buena como en el trasplante convencional», advierte el oftalmólogo del Instituto de Microcirugía Ocular, Óscar Gris.
De la misma opinión es Margarita Calonge del Instituto Universitario de Oftalmobiologia Aplicada. «Pese a sus limitaciones, es un gran avance. Durante años se ha buscado un material capaz de integrarse en el tejido vivo y ellos lo han conseguido».
Fuente: http://www.abc.es/
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