"NO VEO PERO QUIERO SER COMO LOS DEMAS..."

OTRA HISTORIA DE VIDA PARA DISFRUTAR...

Imagen. Ana Maria

«Siempre he sido muy cabezota, desde pequeña quería ser como los demás», dice Ana María Llauradó en una frase que resume su paso por el sistema escolar. Esta estudiante de segundo de bachillerato de 17 años es, según las pruebas oftalmológicas, ‘ciega total’, aunque tiene un diminuto porcentaje de visión que no aparece en las pruebas y que aprovecha al máximo para moverse por la vida.


Explica su madre que cuando comenzó a ir a P-3 en el colegio Sagrat Cor, donde todavía estudia, ya llevaba mucho trabajado: «Comenzamos a estimularla desde bebé con todas las indicaciones que nos daba la ONCE», señala.

Ana María dice que todavía recuerda las fichas con las que aprendió a leer. Sus compañeros leían las letras impresas y ella en Braille, aunque de tanto escuchar las explicaciones de la maestra comenzó a formarse una idea de cómo se podría escribir en letra de palo. En P-4 le llevaron una máquina de Braille a la clase para que se familiarizara con ella y le acompañó durante toda la primaria. Mientras, en la ONCE le traducían los libros de texto.

La particularidad de Ana María era una novedad para la mayoría de los docentes. «Los profes fueron a Barcelona, por iniciativa propia, a estudiar Braille», cuenta mientras agradece que en el centro nunca se han encontrado con un «no» a la hora de hacer adaptaciones.

Pero ella seguía insistiendo en lo de ser como los demás, así que hizo pruebas en algunas asignaturas en primaria y al llegar a secundaria dio el salto definitivo. «Quería escribir con tinta, como todo el mundo». Y lo hizo.

Ahora ya no le transcriben los libros en Braille, sino que ella se ayuda de una gran lupa para leer. Además, le proporcionan el material en CDs y gracias a la ONCE tiene un programa en su ordenador que amplía los textos y los ‘lee’ en voz alta. Lo usa también para navegar por internet.

Pero a pesar de tener tantos medios a su disposición, nadie dice que sea fácil. Su madre cuenta que «mete muchas horas estudiando en su habitación. Un trabajo que a otros puede llevarles dos horas a ella le cuesta cuatro».

En la escuela ordinaria
El caso de Ana María no es aislado; en el curso escolar que acaba de comenzar, 117 alumnos de diferentes niveles, desde P-3 a educación de adultos, con deficiencia visual comienzan sus clases en la provincia de Tarragona. Manel Eiximeno, director del centro de Recursos Educativos de la ONCE en Catalunya, explica que la inmensa mayoría estudia en la escuela ordinaria.

El año pasado Catalunya fue la segunda comunidad autónoma en número de estudiantes ciegos y deficientes visuales escolarizados, por detrás de Andalucía y por delante de Madrid, con 1.391 alumnos. Para el año que comienza hay 1.548 alumnos inscritos, el 98% de ellos en centros ordinarios.

Los técnicos de la ONCE (en Catalunya, 101 profesionales) se encargan de formar a los profesores y resto de personal que trabaja con los alumnos. A la par se adaptan todos los textos y el material, un trabajo que se va haciendo más complejo a medida que crece el nivel educativo.

Ana María cuenta, por ejemplo, que su ‘profesora itinerante’ de la ONCE acudía un día por semana a la escuela cuando ella estaba en primaria a ver su evolución. Las visitas se van espaciando a medida que se hace mayor y este año sólo vendrá una vez al final del trimestre.

Materiales ‘a medida’
Una de las principales dificultades es el hecho de que los materiales escolares de cada alumno son adaptados a Braille siguiendo las indicaciones del colegio. Así, es muy probable que dos niños que estén cursando un mismo nivel tengan que emplear libros de editoriales diferentes.

La adaptación se hace ‘a medida’, es decir, la idea es que el alumno tenga los mismos libros que sus compañeros de clase, aunque los va recibiendo a lo largo del curso, porque se van adaptado durante el año y se entregan antes de comenzar cada trimestre.

En función del nivel educativo las demandas van creciendo y ya no se trata sólo de la adaptación de libros de texto, sino también de la transcripción de apuntes, copia de artículos, adaptación de planos y dibujos en relieve...

Buenos estudiantes
Se espera que con la incorporación de las nuevas tecnologías las cosas sean más sencillas para los alumnos ciegos, aunque de momento el panorama no es del todo claro. Explica Eiximeno que con el programa 1x1 los estudiantes de primero y segundo de ESO ya trabajarán con ordenadores, pero algunas editoriales han hecho caso omiso de las peticiones de la ONCE y no han cumplido los requisitos técnicos para adaptar el material. El problema es que algunos libros se han ‘colgado’ como fotografías, algo que el programa que usa la ONCE no puede leer, a diferencia del formato html.

Explica el especialista que ser ciego es una dificultad, pero no un impedimento para seguir en el sistema escolar.«Hay alumnos que tiran mucho y otros que tiran menos», señala, pero el porcentaje de ciegos que llega a la universidad es superior al del resto de la población. Además, en los últimos años todos los invidentes que se han presentado a la selectividad han aprobado.

Ana María todavía debe decidir qué quiere estudiar, aunque le atraen periodismo y pedagogía. Ya está pensando en que tal vez los primeros días de universidad necesite llevar el bastón (que ahora no usa). Su madre dice resignada que la chica está acostumbrada a caerse, pero sobre todo a levantarse, mientras ella cuenta entre risas que de tanto en tanto se choca con alguna farola.

Fuente: http://www.diaridetarragona.com/