La forma más común de miopía se debe a factores genéticos (se nace con ello) y ambientales (en esencia, usar mucho la vista para mirar de cerca). Tradicionalmente, se ha tendido a considerar la aportación de los primeros factores como la más importante, pero los impactantes resultados de una investigación reciente parecen señalar justo lo contrario.
El nivel de educación académica y el estilo de vida tienen una mayor influencia, en el desarrollo de la miopía, que los factores genéticos: Por cada año escolar terminado, la persona adquiere más miopía. Cuanto más alto es el nivel educativo, más severa es la miopía. Estas son las asombrosas conclusiones a las que se ha llegado en un estudio pionero realizado por expertos del Departamento de Oftalmología en el Centro Médico de la Universidad de Maguncia en Alemania.
En líneas generales, un ojo miope es uno en el cual el globo ocular es demasiado alargado con respecto a la potencia refractiva de la córnea y el cristalino (la lente natural del ojo). Como resultado, los objetos distantes se muestran desenfocados en la retina. El globo ocular continúa creciendo en el Ser Humano hasta bien entrada la mayoría de edad, lo que significa que esta variedad común de la miopía también puede seguir aumentando en las personas afectadas hasta que alcanzan edades en la treintena.
El equipo de Alireza Mirshahi y Norbert Pfeiffer ha encontrado fuertes evidencias de que tener un alto nivel de educación y haber permanecido más años en centros de enseñanza, son dos factores asociados con una mayor incidencia y severidad de la miopía o vista corta. Los datos analizados indican que de hecho los factores ambientales pueden a menudo tener un mayor peso que los factores genéticos en el desarrollo de este problema.
Es triste, pero si una persona miope con alto nivel académico se hubiera dedicado en vez de eso a una actividad al aire libre, en la que tuviera que mirar con frecuencia paisajes distantes, probablemente ahora tendría una agudeza visual mucho mayor para ver de lejos. Después de todo, la sabiduría popular tenía razón en este aspecto. Hay que pagar un precio personal para cultivar el intelecto y adquirir conocimientos amplios.
A fin de analizar la correlación entre el nivel de educación académica y el grado de desarrollo de la miopía, los investigadores examinaron su incidencia en 4.658 alemanes con edades comprendidas entre los 35 y los 74 años, excluyendo a los afectados por cataratas y a quienes se habían sometido a cirugía refractiva. Se constató que, entre las personas con titulación universitaria, la proporción de miopes era claramente mayor (una incidencia del 53 por ciento) que en el caso de quienes solo alcanzaron un nivel medio de estudios (incidencia del 35 por ciento) y de quienes solo tenían un nivel elemental de estudios (incidencia del 24 por ciento).
La miopía está muy extendida en todo el mundo, pero su incidencia ha aumentado en los últimos años y ahora representa un importante problema global de salud. La miopía severa es una de las mayores causas de los problemas visuales graves y está muy asociada al riesgo de sufrir otras complicaciones, tales como desprendimiento de retina, degeneración macular, cataratas prematuras y glaucoma. Los países desarrollados en Asia registran porcentajes crecientes de miopía, de hasta un 80 por ciento y quizá incluso más. La rapidez en el incremento sugiere que los factores ambientales, como por ejemplo las actividades que requieren mirar de cerca y que incluyen leer (algo muy común cuando se es alumno de un centro educativo), usar el teléfono inteligente, y utilizar un ordenador, pueden estar ejerciendo un papel muy importante.
¿Qué se puede hacer para remediar esta situación? No es posible “curar” la miopía; sólo puede corregirse usando gafas o lentes de contacto, o bien con una intervención quirúrgica diseñada para cambiar los parámetros de refracción. Los intentos para disminuir el progreso de la miopía con fármacos o con lentillas y gafas especiales, no han tenido éxito por ahora.
Estudios recientes con niños y jóvenes adultos en Dinamarca y Asia han mostrado que el riesgo de desarrollar miopía puede disminuir dedicando más tiempo a las actividades al aire libre y teniendo una mayor exposición a la luz solar. Se recomiendan quince horas a la semana. Por otra parte, los ojos no deberían ser usados demasiado tiempo para actividades que requieran mirar de cerca, tales como leer, ver televisión o usar ordenadores y teléfonos inteligentes. Se recomienda que ese tiempo no supere las 30 horas semanales. Como los estudiantes parecen tener mayor riesgo de desarrollar miopía, tiene sentido motivarlos para que pasen más tiempo al aire libre, aunque sea solo como precaución.