Para tener en cuenta

La información es proporcionada solo con fines informativos y no debe ser usada con fines de diagnóstico o tratamiento. Además no debe sustituirse para diagnóstico y tratamiento profesional. No soy oftalmologa, solo presento noticias e informes que no suplantan la información del medico profesional.
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viernes, 7 de diciembre de 2012

DIABETES E HIPERTENSION...

Una revisión visual es aconsejable para descartar problemas congénitos
Guadalajara.- Diabetes e hipertensión combinados, junto con el glaucoma, son los más importantes precursores de daño visual, informó el oftalmólogo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, Adrián Beltrán Ramírez.
De hecho, seis de cada 10 pacientes que acuden al oftalmólogo son diabéticos puros, en tanto que ocho de cada 10, además de diabetes tienen hipertensión, señaló el especialista adscrito al Hospital General de Zona (HGZ) No. 14 del IMSS en el estado.
El experto indicó que si a la alta incidencia de diabetes e hipertensión, se añade que la generalidad de la población tiene muy pobre cultura de prevención, se puede afirmar que la salud visual es mala en el estado.
Comentó que desde la etapa de recién nacido, una revisión visual es aconsejable para descartar algún problema congénito; posteriormente al cumplir el primer año es conveniente una nueva valoración.
Destacó que a los seis años de edad “que es cuando termina la maduración visual”, de nueva cuenta el paciente debe someterse a una revisión y celebró que existan programas de revisión oftalmológica desde etapas de pre escolar.
“En adultos jóvenes, el chequeo por el oftalmólogo debe ser cada dos o tres años, siempre y cuando no tenga algún antecedente como los ya citados, porque ante la presencia de alguno de ellos, la revisión tendría que ser anualizada”, precisó.
Añadió que especialmente las mujeres a partir de la cuarta década de vida, son reacias a utilizar anteojos, los cuales son necesarios porque a partir de dicha edad inicia lo que se denomina ‘vista cansada’, entre cuyas principales manifestaciones está la dificultad para enfocar y esto se evidencia especialmente al tratar de leer.
Dijo que prácticamente la totalidad de la gente que acude al oftalmólogo es de forma reactiva, es decir, por alguna molestia en dichos órganos, siendo la principal la visión borrosa, seguida por el ojo rojo y ardoroso, y en un tercer lugar, quienes solicitan atención son pacientes con un diagnóstico ya establecido de glaucoma o de retinopatía diabética.
Indicó que quienes buscan atención médica por visión borrosa y ojo rojo, en un 60 a 70 por ciento es debido a la necesidad de uso de lentes o bien, a un cambio de graduación en los mismos, de ahí la importancia, insistió, en una revisión anualizada para evitar que el problema avance y sea en consecuencia, más difícil su tratamiento.
El médico dijo que toda persona con antecedentes familiares de glaucoma, diabetes, hipertensión o alguna otra patología en los ojos, debe hacerse revisar la vista cada año.
Agregó que a partir de la cuarta década de vida, es muy importante la visita al oftalmólogo para determinar si es inminente ya la utilización de lentes para contrarrestar los efectos de la ya citada presbicia o vista cansada que, precisamente a partir de esta edad empieza a manifestarse.
El uso de lentes polarizados para evitar el paso de rayos ultravioleta que dañan seriamente estructuras del ojo, también es muy aconsejable, “no lentes entintados, sino lentes que efectivamente tengan filtros que eviten el paso de rayos ultravioleta y de otro tipo que son muy dañinos para la vista”, apuntó.
Recomendó no intercambiar cosméticos que se utilizan en los ojos como “rímel o delineadores” y mucho menos lentes de contacto, sobre los que destacó que al adquirir lentes cosméticos debe tomarse muy en cuenta el lugar en el que se adquieren y el uso y limpieza que se les da.
Fuente: http://ntrzacatecas.com
 http://www.baja-vision.org/bNoviembre12/articulo.asp?id=149

domingo, 22 de noviembre de 2009

La retinopatía hipertensiva

Se tratan de las alteraciones en la retina (retinopatía) que ocurren como consecuencia de la hipertensión arterial (hipertensiva).

No se debe confundir esta hipertensión arterial, en donde el aumento de presión ocurre en el lecho arterial de todo el organismo (y por tanto también en el interior de las pequeñas arterias del ojo), con la hipertensión ocular, en donde aumenta la presión de las cavidades internas del ojo (humor acuoso, cavidad vítrea) y se transmite a los tejidos adyacentes como la retina y el nervio óptico.
La hipertensión ocular tiene relación con el glaucoma.
La retinopatía hipertensiva entonces no tiene que ver con el glaucoma.

Se trata de una enfermedad general del organismo que tiene que ver con la circulación sanguínea, y en el ojo también encontramos manifestaciones.
Por hacer una comparación y partir de algo, tiene alguna similitud con la retinopatía diabética.

Tanto en la diabetes como en la hipertensión arterial se produce un deterioro progresivo de los vasos sanguíneos. Como al mirar el fondo del ojo podemos ver “en vivo” y directamente los vasos, podemos observar cambios secundarios a este deterioro. Pero, hay muchas diferencias entre ambas enfermedades vasculares.

Cambios en las arterias
La hipertensión arterial afecta principalmente a las arterias.
El caudal de sangre llega a una presión excesiva, y es la propia arteria (el vaso sanguíneo que lleva la sangre desde el corazón a los tejidos) la que primero y principalmente va a manifestar los cambios.
En el caso del ojo, las arterias de la retina son de pequeño calibre (técnicamente llamadas arteriolas, aunque en este artículo las seguiremos llamando arterias). La primera manifestación es un estrechamiento generalizado del calibre de las arterias. Aparecen más delgadas de lo normal. Como ocurre de manera homogénea en ocasiones es difícil de evidenciar: al mirar el fondo de ojo no tenemos una arteria de calibre normal para comparar. Conforme evoluciona la enfermedad encontramos estrechamientos segmentarios, que son más fáciles de ver






El estrechamiento es un mecanismo de defensa de sistema vascular, para que ese exceso de presión sanguínea no llegue hasta los tejidos. Digamos que la arteria amortigua y recibe el daño de la presión para proteger la microcirculación y los tejidos.
También ocurre un aumento del reflejo parietal. Eso exige una explicación más detenida. Pero, tenemos que diferenciar en el fondo de ojo qué vasos son venas y cuáles son las arterias.
Podemos saber fácilmente cuál es cual porque la vena tiene un calibre mayor y la sangre contenida es más oscura. La arteria es más fina, el color rojo es más claro, y además parece que hay como una línea amarillenta en el medio, paralela a las paredes del vaso. Las paredes de la arteria, que tienen tres capas, son transparentes, y lo que vemos realmente es la columna de sangre que va en el interior. Cuando miramos el fondo del ojo, la luz que utilizamos para explorar se refleja en la pared justo en la parte media del vaso (que es donde es perpendicular a la luz). Por tanto, ese “hilito” blancoamarillento es el reflejo de la luz del oftalmoscopio en la pared transparente de la arteria. Este reflejo parietal (de la pared) está aumentado en la hipertensión arterial. Esto es porque el exceso de presión de la sangre produce una reacción crónica en las paredes del vaso, que aumentan de espesor.




Al ser más gruesas, el reflejo que devuelven es de mayor tamaño e incluso puede modificar el color. En las descripciones oftalmológicas reciben apelativos como “hilos de plata” o “hilos de cobre”

Signos de cruce
En el interior de la retina, los vasos sanguíneos (por lo menos los de gran tamaño) suelen ir emparejados, de forma que una vena (vénula) y una arteria (arteriola) discurren paralelos.
Son varias las ocasiones en las que se entrecruzan, de forma que la vena discurre por debajo de la arteria en el cruce. Esos cruces se ven alterados en ciertas etapas de la retinopatía hipertensiva.
Entonces, la pared de la arteria se encuentra engrosada, y afectará a la vena en la zona de la intersección.
La pared arterial ya no es tan transparente, y tapa algo la vena cuando va a quedar por debajo de la arteria. Así, da la sensación de que la vena “desaparece” justo antes y después del cruce. El engrosamiento de la pared de la arteria también “estrangula” hasta cierto punto a la vena, que se puede encontrar algo dilatada antes y después del cruce.
Y por último, puede modificarse la dirección de la vena al llegar al cruce, quedando en un ángulo próximo a noventa grados.



Alteraciones severas
Esto es lo que encontramos en la gran mayoría de personas con hipertensión arterial. Son signos hasta cierto punto sutiles, restringidos a los vasos sanguíneos. No hay cambios en el propio tejido de la retina, no hay daños que puedan alterar la función del ojo.
Pero hay algunos casos de hipertensión arterial severa, con las cifras muy descontroladas, o en casos de crisis hipertensivas (aumentos de tensión arterial muy intensos y agudos) en donde hay alteraciones retinianas más importantes. Podemos encontrar hemorragias, lesiones blancas o amarillas llamadas exudados y acúmulo de líquido en la papila. Hemorragias y exudados encontramos habitualmente en la retinopatía diabética. Suelen ser casos graves para la salud, son pacientes que corren riesgo vital, habitualmente ingresados en un hospital.


Hipertensión arterial y las revisiones de fondo de ojo
La retinopatía hipertensiva habitualmente no produce daños en el ojo.
Por lo tanto, al contrario que ocurre con la diabetes, no necesitamos realizar revisiones rutinarias para controlar y prevenir lesiones oculares.
Por otra parte, el estado de la retinopatía hipertensiva tampoco le ofrece mucha información al médico que está controlando la tensión arterial.

Existe una clasificación de la retinopatía hipertensiva, que actualmente tiene un interés limitado. Una retinopatía hipertensiva avanzada no nos indica mal control de la tensión arterial, y una retina sin lesiones no indica un buen control tensional.
Todavía hay mucha costumbre de realizar exploraciones rutinarias de fondo de ojo a los pacientes hipertensos. Se basan en protocolos antiguos.

En la actualidad hay muy pocas indicaciones para realizar esta exploración. En casos de crisis hipertensivas o hipertensiones muy descontroladas, o cuando el diagnóstico de hipertensión arterial no está claro, puede tener utilizad la exploración.



Fuente: Ocularis.
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Cuando se apaga la luz. Mi historia con Maculopatia

Cuando se apaga la luz. Mi historia con Maculopatia
No soy escritora, ni pretendo serlo, solo tuve la necesidad de dar un mensaje de aliento, dejar palabras positivas e informar, porque ese es el objetivo que tengo muy fuerte.Una enfermedad sea cual sea, puede vivirse de dos maneras: sentado lamentándose por lo que no se tiene o seguir adelante afrontando lo que nos tocó. Mi historia es simple, sencilla, pero escrita con el corazón.Estoy convencida que si sale de nuestro interior seguramente será suficiente para que te emocione, te movilice, te lleve a tomar la vida con otra mirada.Seguir siempre y a pesar de caer, ¡volver a levantarse! “Lo esencial es invisible a los ojos, solo se ve con el corazón…”