“Si existe la posibilidad de ingresar a la universidad claro que sí, yo me animaría a entrar a una facultad”.
“Llegue a irme al preescolar para después en el primer grado solo asistir por tres meses a la escuela porque ya no podía escribir”.
Imagen: foto de Edgar
Con la mirada perdida, pero con los oídos sumamente atentos, Édgar Villasboa (22) relató a La Nación parte de su vida y algunos de sus sueños. Édgar no nació totalmente ciego, pero con los años fue perdiendo la vista hasta que dejó completamente de ver. Sin embargo, su ceguera nunca le fue impedimento para salir adelante y para ser uno más que desea seguir estudiando, para algún día llegar a la universidad y ser un profesional. Oriundo de Pilar (Ñeembucú), Édgar llegó hasta Asunción para participar de la gran final de la Olimpiada Nacional de Matemáticas “Akã Porã”, luego de superar otras tres pruebas anteriores y a más de 1.700 competidores.
El joven, finalmente se llevó el galardón del primer lugar, otorgándosele la medalla de Oro en la difícil prueba tomada en la mañana del viernes por la Dirección General de Educación Permanente (DGEP) y la Organización Multidisciplinaria de Apoyo a Profesionales y Alumnos (OMAPA), en el local de Prodepa (Eusebio Ayala Km 4 y ½). “Es la primera vez que participo. Estaba un poco difícil el examen, pero lo importante es saber participar. Estoy feliz de haber llegado hasta acá”, decía Édgar el viernes, horas antes de llevarse la sorpresa de haber obtenido el primer lugar en la Olimpiada.
–¿Dejaste de estudiar por tu problema de visión?
–Yo tengo Cleucoma congénita, la dificultad de la vista la tengo de nacimiento. Pero antes veía un poco. Hace como 5 ó 6 años que perdí totalmente la vista, lo que me impidió seguir estudiando.
–¿Qué curso estás haciendo ahora?
–Estoy haciendo el cuarto ciclo, que vendría a ser 9° grado. Luego para empezar la Educación Media.
–¿Cómo tomaste la iniciativa de volver a estudiar?
–En el 2005 se abrió el Centro para Ciegos en Pilar y me interesó. Luego me contactaron la gente de la asociación que abría el centro y empece a estudiar nuevamente a los 16 años. Yo vivía en un pueblo llamado San Juan de Ñeembucú, que está a 54 kilómetros de Pilar, por la antigua Ruta 4. Antes tenía que ir desde la mañana y volver a la tarde, pero ahora ya estoy viviendo en Pilar.
–¿Cómo fue tu vida de estudiante antes de ingresar al centro?
–Llegué a irme al preescolar para después en el primer grado solo asistir por tres meses a la escuela porque ya no podía escribir, ya me dolía mucho el ojo y ya no distinguía los renglones. A los 8 años entré en la escuela Santa Lucía para ciegos, donde permanecí un año internado. Pero después dejé de asistir por la distancia que existía de Pilar a Asunción.
–¿Tu educación la realizas a través del sistema Braile? ¿Es difícil para vos?
–Sí, la profesora me dicta y yo copio en Braile. No es tan complicado, es solo familiarizarte con el sistema. Mi primer contacto con el Braile fue justamente en la escuela Santa Lucía en Asunción, y aún siendo un niño, pero después de retornar a Pilar, recién cuando se abrió el centro para personas ciegas volví a utilizar el Braile, donde escribo con ese sistema.
–¿Te benefició volver a los estudios?
–Claro que sí. Me ayudó muchísimo retomar el estudio. Estoy muy bien académicamente. Gracias a eso también tengo trabajo.
–¿Dónde trabajas Édgar?
–Hace un año 7 meses que trabajo en la Intendencia de Pilar, como secretario recepcionista. “Reconoce a las personas por la voz cuando llaman a la Intendencia y tiene los números agendados en el teléfono para que pueda hacer las llamadas directamente apretando nada más que un número”, interrumpió Alicia Vázquez, profesora de Édgar, quien lo acompañó en todo momento durante la prueba.
–¿Y cómo te manejas diariamente? ¿Recibís el apoyo de tu familia?
–Yo vivo solo en Pilar. Me manejo prácticamente solo. Para ir al trabajo pasa un compañero a buscarme y vuelvo nuevamente a mi casa acompañado por él. Mi madre y mi hermana siguen viviendo en San Juan de Ñeembucú, y yo voy a visitarlas todos los fines de semana.
Universidad
–¿Tenés intenciones de ir a la universidad?
–Si existe la posibilidad de ingresar a la universidad claro que sí, yo me animaría a entrar a una facultad. Me gustaría mucho ir a la Universidad Nacional.
–¿Cuál sería la carrera que te gustaría seguir?
–Y hasta ahora no tengo una carrera definida, pero me gustaría estudiar quizás Psicología o Derecho. Pero aún tengo dos o tres años en la Educación Media, todavía no tengo muy claro cuál sería mi futuro en la universidad.
–¿Cuál fue tu reacción al ganarte el primer premio de la competencia?
–No lo esperaba, realmente fue una sorpresa para mí. Fue una experiencia muy linda.
–¿Te emocionaste con el reconocimiento?
–(Risas) Claro que sí, me puse muy feliz. En serio no esperaba ganarme el primer premio.
–¿Tus familiares qué te dijeron?
–Ahora justamente estoy viajando hacia San Juan de Ñeembucú para ir a visitar a mi mamá y mi hermana y celebrar con ellas. Le estoy llevando a mi mamá el diario La Nación, para que vea. (No vidente gana concurso de matemáticas - Edic. Sábado 29 de octubre - Pág. 46)
–¿Qué mensaje le darías a las personas con discapacidad física que creen que no se puede seguir adelante?
–Hay muchas personas que ante su discapacidad entra en depresión, se encierran en sí mismos y no quieren seguir progresando. Pero les digo que la discapacidad no es el fin del mundo. Es más difícil todo, pero si uno se anima y se propone se puede salir adelante. No termina el mundo cuando se tiene una discapacidad, hay que seguir luchando y procurar alcanzar las metas propuestas. Con un poco de esfuerzo se puede salir adelante.
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