El bioquímico Enrique J. de la Rosa (Madrid, 1952) explica el trabajo que está efectuando junto a su equipo para estudiar el desarrollo de la retina embrionaria, con la esperanza de que ayude a elaborar una terapia para curar la retinosis pigmentaria, una enfermedad hasta ahora incurable y que lleva a los que la padecen a una pérdida progresiva de la visión que les conduce finalmente a la ceguera.
- ¿Por qué su interés por esta enfermedad?
- Bueno, hay un interés humano, porque en un curso de verano en el 2000 coincidí con dos personas que padecían un proceso de pérdida progresiva de la visión y un año después, en una conferencia en Madrid, una chica joven de unos 28 años se levantó de su asiento y me dijo que ella y su marido eran portadores de estos genes malignos y que tenían miedo de que sus hijos padecieran esta enfermedad. Luego está también un interés científico por buscar una mejora o incluso una cura a los que sufren esta situación.
- ¿Pero actualmente es incurable?
- Sí, pero yo soy el niño que desarmaba los juguetes para luego volverlos a montar, y con la retina es lo mismo, por eso llevamos una línea de investigación sobre su desarrollo. Hace once años los oftalmólogos mandaban a los pacientes de esta enfermedad a su casa porque no existía ninguna alternativa. Ahora tenemos por delante un gran reto científico, que es comprender el funcionamiento de la retina.
- ¿Ustedes llevan ya 20 años investigando?
- Así es. El laboratorio 3D (Desarrollo, Diferenciación y Degeneración) del Departamento de Medicina Celular y Molecular del Centro de Investigaciones Biológicas (CSIC de Madrid) estudia los procesos básicos del desarrollo embrionario, entre ellos la muerte celular programada en la retina. Como resultado de esta investigación se ha comprobado que la proinsulina, molécula precursora de la insulina, es un factor fisiológico que promueve la supervivencia de las neuronas durante su desarrollo. Esta observación nos ha llevado a plantearnos la posibilidad de que la proinsulina sea también capaz de prevenir la muerte patológica como la que se da en los procesos neurovegetativos, causantes, entre otras cosas, de la retinosis pigmentaria.
- ¿Han trabajado con animales?
- Sí, con ratas y ratones y ha habido algunos de estos animales que han desarrollado la visión y otros que han seguido ciegos. Pero sí se ha conseguido retrasar la ceguera hasta 15 años, lo que es mucho. Se ha logrado que el proceso de pérdida de la visión no sea tan acelerado.
- Se le ve en cierto modo bastante optimista.
- Es que en la actualidad hay ensayos clínicos en marcha con terapias neuroprotectoras, con terapia genética de reintroducción del gen sano y con dispositivos de visión electrónica. Nuevos factores neuroprotectores -como la citada proinsulina- avanzan hacia el ensayo clínico, así como la terapia celular. En el largo camino del laboratorio a la clínica no se suele ver la meta, pero se llega a ella si se anda lo suficiente y se es perseverante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario