Ya sea de mayores o de pequeños, pocos de nosotros nos libramos de haber sufrido, alguna vez en la vida, de la presencia de un orzuelo.
Esta molesta protuberancia inflamada, rojiza y especialmente sensible al tacto responde a una infección de las glándulas sebáceas situadas en el borde de los párpados debido a bacterias que, de forma habitual, se encuentran en la piel, siendo la principal el Staphyloccocus aureus.
Dependiendo del lugar donde se produzcan hablamos de orzuelos externos, que son más superficiales, cuando se infectan las glándulas de Zeis o de Moll y de orzuelos internos, más profundos, cuando las que se infectan son las glándulas de Meibomio.
En cuanto a sus causas, está demostrado que un descenso de las defensas del cuerpo provoca la proliferación de gérmenes que acaban taponando las glándulas oculares si bien el mal hábito de frotarse los ojos con las manos sucias y una mala higiene ocular son, sin duda, factores a tener en cuenta.
Asimismo, pueden constituir elementos desencadenantes de esta patología enfermedades crónicas como la diabetes, la tendencia a sufrir blefaritis o incluso el estrés.
Como síntomas aparece enrojecimiento, sensibilidad y dolor en la zona afectada, picor, secreción, lagrimeo, sensibilidad a la luz, sensación arenosa o de cuerpo extraño y conforme el orzuelo avanza se visualiza pus en el interior que la mayoría de las veces, se elimina espontáneamente, aunque en los orzuelos internos el absceso no drena con tanta facilidad y puede sentirse, incluso, visión borrosa.
Cuando se trata de un niño, suele producirse una reacción de tipo alérgico con gran inflamación en todo el ojo.
La primera medida de prevención a adoptar será lavarse muy bien las manos antes de tocarse los ojos. Si se tiene cierta predisposición a la blefaritis, se aconseja eliminar el exceso de grasa del borde de los párpados existiendo en las farmacias, para tal fin, preparados en forma de toallitas.
Una vez que ha aparecido el orzuelo, hay que evitar el maquillaje y en cualquier caso, compartirlo con otras personas al igual que las toallas de aseo personal. Respecto a las lentillas, es preferible no utilizarlas para no extender la infección pero de ser imprescindibles, optar por las desechables de un solo uso.
Nunca debe tocarse ni tratar de exprimirse un orzuelo, ya que con ello podría empeorar y extenderse la infección a zonas vecinas.
La mayoría se resuelve en un plazo de 5 días, siendo muy efectiva la aplicación de paños calientes sobre la zona afectada durante 10 minutos varias veces al día. En ocasiones se prescriben antibióticos para prevenir la conjuntivitis secundaria o el contagio al ojo sano y a veces, es necesario que el oftalmólogo evacúe el pus acumulado mediante una pequeña incisión.
En cualquier caso, si no mejora en el plazo de una semana o se advierten otros síntomas de empeoramiento, resulta obligatorio acudir al especialista.
Fuente: http://www.blogtalmologia.com/wordpress/
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