Es poco común que se valore la visión funcional de un bebé
y menos aún que se haga en un caso de ROP
Imagen: gràfico ojo normal y con retinopatìa
La ceguera infantil es una de las mas altas prioridades del programa VISION 2020 (OMS), ya que los costos sociales, emocionales y económicos son catastróficos.
La visión, es el motor que impulsa el desarrollo psicomotor de los infantes. La ausencia de estímulo visual se convierte en un problema con altas repercusiones. Es por esto, que se trata de una urgencia. Debemos de iniciar la estimulación mediante estrategias especiales para incrementar la visión, estimularla o sustituirla con la finalidad de no retrasar dicho desarrollo armónico.
El diagnóstico precoz de las dificultades visuales exige que, quienes se ocupan del cuidado del niño, estén familiarizados con las primeras etapas del desarrollo visual normal. Con el auxilio de estos conocimientos, los padres y los profesionales involucrados, pueden reconocer si la función visual se ve retrasada.
La visión no puede nunca ser ahorrada o gastada, ya que mientras más se utiliza, mayor es la probabilidad de un mejor funcionamiento visual, por lo que es necesario tener estrategias para estimular el empleo óptimo y funcional de la visión, potencializarla y facilitar el desarrollo motor, cognitivo, social, del lenguaje, afectivo y conductual.
Sin embargo, es poco común que se valore la visión funcional de un bebé y menos aún que se haga en un caso de ROP. Siendo ROP las siglas que definen la "Retinopatía de la Prematuridad".
Pero, ¿qué hacemos para valorar la visión funcional de un bebé?
1.- Observamos su conducta. La respuesta a estímulos externos como la luz, si la busca, si la sigue, si mueve los ojos o la cabeza hacia ella o bien si le causa molestia.
2- Valoramos la presencia de fijación. Si esta existe, evaluamos la AV con cartillas de mirada preferencial, del tipo Teller o con las raquetas de Lea.
3.- Revisamos cómo es la sensibilidad al contraste con cartillas de Heiding Heydi.
4.- Hacemos una valoración gruesa de campo visual
5.- Si estamos frente a un niño de más edad, digamos, de dos años en adelante, deberemos valorar la visión cercana. Esto puede ser con cartillas para visión cercana con los optotipos de figuras o con letras si se considera prudente. Recordemos permitir la búsqueda, con movimientos de cabeza, así como la aproximación.
6.- Exploración de rutina de oftalmología.
7.- Complementar la valoración clínica con pruebas de electrofisiología
8.- ¡Nunca nos olvidemos de hacer un estudio de refracción!
¿Y después, qué hacemos?
1.- Explicamos a los padres la visión que el niño conserva, tratando de hacerlo del modo más simple posible.
2.- Si existe por lo menos percepción de luz, iniciamos un programa de estimulación visual, instruyendo a los padres en la manera de llevarlo a cabo en su casa o bien, refiriendo con un terapeuta en visión baja para ello. Generalmente les comentamos que no sabemos cuánta visión podremos obtener, pero que es importante para su desarrollo integral, que por estimularlo no podemos perjudicarlo y si no lo estimulamos sí podríamos tener un déficit. ¡Vale el esfuerzo intentarlo!
3.- Escuchamos asertivamente los sentimientos de los padres, sus dudas. Generalmente se encuentran en un estado de shock emocional por lo que debemos de entender su situación. El consejo y la asesoría que les brindemos serán cruciales para la aceptación y manejo del futuro de su hijo. ¡Tenemos una gran responsabilidad y oportunidad de brindarles apoyo! Si fuera necesario se refieren para acompañamiento psicológico con un especialista.
4.- Si no existe percepción de luz en ambos ojos, entonces, amén lo anotado en el inciso anterior, explicamos la importancia de llevar a cabo un programa de estimulación multisensorial con el fin de suplir la información visual con estímulos de otra naturaleza, así como la necesidad de verbalizar toda la información, de tocar, acariciar al niño. Muchas veces la relación madre-hijo se ve muy deteriorada por la falta de respuesta visual de bebé, sintiéndose la madre rechazada y a su vez rechazando al nene, lo cual va formando un círculo vicioso e incidiendo muy lamentablemente en la relación familiar, en el desarrollo psicomotor, en la autoestima del niño así como en el estado emocional de los padres e incluso en la relación de pareja. En estos casos el consejo y la referencia a una escuela especial de rehabilitación para ciegos es muy importante.
5.- Valoramos la evolución con consultas periódicamente, con una frecuencia –dependiendo del caso- de por lo menos cada 3 meses.
Estimulación Visual
La estimulación visual está estrechamente relacionada con el desarrollo de la visión, pues consigue que un niño se interese por su entorno, quiera explorarlo y saber qué es.
Un niño con baja visión no desarrollará la capacidad de ver de manera espontánea; por ello se le deberá estimular visualmente mediante un programa sistemático encaminado a desarrollar sus funciones visuales. Si no hacemos esto, funcionará visualmente muy por debajo del nivel que le permitiría su problema visual. El resto visual se utiliza como factor a favor y se aprovecha al máximo.
La estimulación visual no es trabajo únicamente del especialista en visión baja, sino que se debe de involucrar tanto la familia, al oftalmólogo pediatra como el propio niño. Es un esfuerzo en equipo que requiere paciencia, comprensión y buena comunicación si se quieren conseguir los objetivos propuestos.
¿Cómo indicamos la estimulación visual?
Dependiendo de la visión funcional que hayamos encontrado, pero anotaremos algunas generalidades:
1.- Con luz ambiental apagada, estimular con una lámpara de mano:
a) Inicialmente el que fije la mirada en la luz. Una vez conseguido esto, continuar con:
b) Seguimiento horizontal de la luz
c) Seguimiento vertical de la luz
d) Seguimiento perpendicular de la luz
2.- Con luz ambiental prendida, hacer la secuencia anterior
3.- Disminuir el tamaño del estímulo luminoso
4.- Iniciar lo mismo con objetos de alto contrate o con retroiluminación
5.- Ir “jalando” el movimiento del bebé con el estímulo visual. Por ejemplo: colocarlo en decúbito ventral y propiciar que levante la cabeza por el seguimiento del estimulo visual. O bien, si se inicia el gateo, propiciarlo provocando que llegue o alcance el estímulo visual. Puede usarse un juguete con sonido, luz y alto contraste. Una vez que lo localice con todos estos estímulos, se va quitando uno por uno, por ejemplo, se apaga el sonido y se deja la luz y el contraste; cuando logre hacerlo, se apaga la luz.
6.- Se indica la utilización de contraste alto en biberón, en platos con comida, en el arreglo de la madre, como pintura de labios, aretes llamativos, etc. con el fin de estimular la visión, especialmente relacionándola con el momento placentero del la alimentación.
Ya siendo mayores, podremos indicar el uso de telescopios, de lupas o ayudas electrónicas de acuerdo a las necesidades del caso.
Lo que debemos recordar es que siempre podemos hacer algo para mejorar la calidad de vida del niño y de su familia.
Dra. Lourdes Medina
Médico Cirujano Oftalmóloga.
Dra. Vaanessa Bosch C.
Médico Cirujano Universidad La Salle
Fuente: http://vision2020la.wordpress.com
http://www.baja-vision.org/bEnero12/articulo.asp?id=106
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