Muchas
personas piensan en la vista como algo que se tiene o no se tiene, e imaginan
los problemas de visión como algo que se corrige con gafas o cirugía. Les es
difícil entender que una persona en algunas situaciones se desenvuelva con
normalidad pero en otras necesite ayuda o un bastón. Son especialmente
incomprendidos los defectos de campo visual, la llamada visión en túnel, que
lleva a una persona a necesitar ayuda para orientarse y caminar pero después
puede leer el periódico o mirar su teléfono.
Son muchas las ocasiones durante
las actividades de la vida diaria en las que las personas con discapacidad
visual nos sentimos incomprendidas o malinterpretadas por los demás cuando, a
sus ojos, nos movemos excesivamente despacio o nos comportamos de forma
extraña. Esto es especialmente frecuente entre los discapacitados visuales que
no muestran anormalidad visible en sus ojos, que pueden fijar correctamente la
mirada, y que no llevan gafas oscuras o ningún otro distintivo que muestre a
los demás que tiene un problema de visión.
Por eso hemos pensado que sería
de utilidad el uso de algún sistema que nos haga visibles, que nos identifique
como personas con baja visión.
En muchas ocasiones esta función
se consigue con el bastón blanco, que además de servir para detectar y salvar
obstáculos, sirve para indicar a quien nos ve que tenemos una discapacidad
visual. Sin embargo, habitualmente el bastón se identifica con persona ciega, y
la mayoría de las personas con visión normal desconocen la existencia de multitud
de afecciones visuales que dificultan las actividades diarias sin implicar
necesariamente ceguera total.
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Con la
introducción del distintivo “tengo baja visión” pretendemos que la población
general nos identifique como discapacitados visuales. Así entenderán que quizá
no nos apartemos al caminar, que podamos necesitar ayuda en algunas tareas y
que podamos tener comportamientos extraños por nuestra discapacidad (no saludar
a un conocido, tropezar con facilidad, …) y que de otro modo podrían ser
malinterpretados (es un maleducado, está borracho, …).
Creemos que es un sistema útil y
complementario al bastón. De hecho, usuario/as habituales de bastón pueden no
necesitarlo en entornos conocidos o en condiciones buenas de iluminación, pero
precisar seguir siendo identificado/as como discapacitado/as visuales, con la
ventaja de tener libres ambas manos (por ejemplo, para hacer la compra en un
supermercado).
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